jueves, 27 de marzo de 2008

Aprendiendo a convivir

Tan temprano y sigo sufriendo la guerra fría continua que invade mi lugar de trabajo. Desde el lunes, bueno debería decir desde hace ya dos años, tengo el oido acostumbrado a tener que escuchar una serie de comentarios y chistes fáciles que a veces me dan por reir (de la propia ignorancia de aquellos que alardean haber estudiado en colegios de pago internacionales y hablar con fluidez dos idiomas) y otras veces, como es el caso de esta semana, me dejan perpleja.
Sin ir mas lejos, a comienzo de semana nos reunimos como es habitual para comentar la carga de trabajo. Empleados y jefes juntos, en un ambiente que se espera sea profesional e interesante para el beneficio mutuo. De repente, la reunión no importa, y toda la atención se centra en temas sexuales de los allí presentes. Yo, con cara de "he vuelto a la cafetería de la universidad" me dedico a escuchar e intentar no poner caras de horror.
Pensaba que ya habían cubierto el cupo de la semana, en cuanto a ordinarieces varias. Ayer, sin ir más lejos, me encuentro con dos estampas dignas de comentar. Por un lado, una de mis compañeras (no daré nombres ni descripciones a fin de evitaros males mayores, bastante tengo yo con convivir con ella) se dedica a ir enseñando a media oficina, jefes incluidos, la medias de liga que se ha comprado (para mi ojo crítico, talla S del Kyddy's Class) y que se le van callendo a lo largo del día. A ella le da igual todo, ya sea en mitad del despacho, la cocina o en mitad del pasillo va parando a todos, y uno por uno le explica lo que le ocurre levantándose la falda y enseñando "muslamen" al personal. Para colmo, evitando que durante una reunión pueda enseñarle las piernas al cliente, le pide a una compañera que por favor, le rodee la media a la altura de la rodilla con cinta de embalar cajas para evitar que se le deslicen los pantys. Imaginaros el ruido del "celofan" durante la reunión a parte del corte de circulacion que debió de sufrir.
Pero ahí no acaba todo, como os he dicho, habia otra parte ... ya no sé diferenciar si peor o simplemente diferente. Uno de mis jefes llega a la oficina despues de comer en el Ritz con un cliente, achispado más de lo necesario y empieza a arremeter contra una chica con comentarios burdos sobre su sistema de depilación íntima ... seguidamente, y para hacer la gracia pertinente de todo "mamado" saca un aparatito del teletienda inventado para depilar los pelos masculinos que nacen en las cavidades nasales y auditivas, y se pone a hacerse el repaso semanal de las mismas ... con ese ruidito de maquinilla que va a pilas y que da mas grima que otra cosa.
Conclusión: viva la educación, el saber estar, la "alta clase social" y sobretodo, viva el ambiente laboral!!

1 comentario:

Graco84 dijo...

Desde luego que hay que tener estómago para trabajar en un sitio así. Paciencia y sigue escribiendo que eso siempre relaja un poco. Ya sabes eso que dicen, la ironía es un síntoma de inteligencia.